Texto:
“El escribiros las mismas cosas a mi no me es molesto, y para vosotros es mas
seguro” (Filipenses 3:1).
 
En general, las repeticiones son en ocasiones muy necesarias. Es cierto que son
molestas a la carne, pero provechosas en la Gracia.
  
La mayoría de los hombres tienen un amor adultero a la verdad, se entusiasman e
interesan mientras sea nueva y fresca, pero tan pronto como se la repiten se
inclinan a la mundanalidad. Los israelitas se cansaron del Mana aun cuando era
alimento celestial. Un puritano decía que parcialmente se debe a la impaciencia
de la culpa, como son culpables les molesta oír de nuevo la verdad, y en lugar
de humillarse se irritan. La repetición de reproches y amonestaciones es como
vinagre sobre la herida, gravoso sobre una conciencia culpable, pero esas
repeticiones son a veces muy necesarias para curarnos del mal.

 
             


 
            


 
         
         
         
         
         
     
     
         
     
     
    