Texto:
"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi"
(Juan 14:1).
Dios es la fuente de toda bondad, de toda hermosura, de toda felicidad y de
todo bien, y Cristo, como Mediador, es el único camino de llegar a Dios. Y como
Redentor es también a quien pertenece el cuidado y preservación de la Iglesia.
Y esta amorosa cualidad de nuestro Salvador es claramente vista en este pasaje,
la ternura como el Señor cuida de todos y cada uno de los Creyentes.
Nótense los versículos que recogen las palabras inmediatas antes del consuelo
del Señor: "Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a donde vas? Le respondió Jesús:
A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; pero me seguirás más tarde. Le dijo
Pedro: Señor, ¿por que no te puedo seguir ahora? ¡Mi vida pondré por ti! Jesús
le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo que no
cantara el gallo antes que me hayas negado tres veces" (Jun.13:36-38);
luego de dar una reprensión a Pedro por su arrogancia ignorante, a seguidas
trae dulces palabras: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mi" (v1). El pasaje no dice la manera como ellos manifestaron
sus temores, pero si dice como Cristo tomo cuidado de ellos, pues el sabe todos
nuestro secretos, y todas las heridas de nuestras almas. De modo que no solo
está enterado de como estamos afligidos, sino también cuanto nos afectan
nuestras aflicciones, hasta que profundidad han herido el corazón. El alma de
los suyos es como un especial tesoro que El cuida celosamente con mucha ternura.
Note, que ellos aun no habían hablado, y ya venían de Sus labios las palabras
de compasión: "No se turbe vuestro corazón" (v1).






