
Texto:
“Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Que
salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O que salisteis
a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan
vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿que salisteis
a ver? ¿A un profeta? Si, os digo, y mas que profeta." (Mateo 11:7-9)
El contexto que rodea estos versículos es cuando Juan el Bautista envió dos de
sus discípulos a preguntar a Jesús si el era el Mesías esperados por todos. Y
el Señor entonces les respondió a su pregunta, y llama nuestra atención que Su
respuesta hace énfasis en la cualidad de Sus obras de misericordia, lo que de
paso nos enseña, que nuestras buenas obras son las que deben hablar por
nosotros, mas que lo que puedan hablar nuestros labios, pues será casi siempre
nuestra conducta lo que finalmente dirá lo que en realidad somos.
Con el fin de atar vuestro entendimiento al deber que tenemos por delante,
adentrémonos en el contexto del mismo para considerar con brevedad la
relevancia de las Palabras de nuestro Salvador.
Es explicito del pasaje que el Señor esta encomendando a Juan el Bautista como
un profeta muy superior: "Mas que profeta" (v9). Los profetas
anteriores a Juan hablaron del Mesías, pero el Bautista le vio, lo identifico y
lo introdujo a los ojos de sus semejantes; los otros vieron a Cristo en la
distancia, pero Juan lo vio frente a frente.
La encomienda que hace de Juan es introducida con tres preguntas relacionadas
con el propósito con el cual la gente concurrió a el antes de ser puesto en la
cárcel, nótese las tres interrogantes que Jesús les hizo: “¿Que salisteis a ver
al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O que salisteis a ver? ¿A un
hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras
delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿que salisteis a ver? ¿A un
profeta? Si, os digo, y mas que profeta" (v7-9); véase que hizo la
pregunta tres veces, como si les hubiese dicho: ¿Cual fue vuestro propósito?
¿Por que vinieron a el? ¿Que intención tuvieron de oír un profeta de Dios?
Ellos no vieron a Juan como una caña cascada, o puesto en lenguaje presente una
veleta o persona inconstante; ni tampoco a un hombre elegante y de modales
principescos, ya que nadie se atavía para vivir en el desierto como el vivió;
en otras palabras ¿Que los movió a ir tras Juan el Bautista?
Ante ese cuadro uno se pregunta: ¿Por que el Señor Jesús hizo estas preguntas
que tienen un mismo significado? En sentido general para despertar a la
reflexión seria, o lo que es lo mismo para despertar la multitud y también a
nosotros o nuestras conciencias, para hacernos volver en si, traernos al buen y
sano juicio, y no a la corriente de las masas, nótense sus palabras:
"Comenzó Jesús a decir a la gente" (v7); como si combatiera la
masificación de mente o el simple seguir sin entendimiento la corriente de la mayoría,
como si los exhortara a cuidarse, porque sabido es, que consuelo de muchos,
consuelo de tontos.
En lo particular, la respuesta seria así: Parcialmente, para mostrar que las
razones que muevan al deber religioso, deben ser muy bien examinadas antes de
ejecutarlas. Parcialmente, para avergonzarlos o humillarlos de que no fueron a
Juan con un propósito correcto, ya que si así hubiese sido, que fueron a oír un
profeta de Dios, ¿por que entonces no creyeron lo que Juan dijo de Jesús?
Ahora bien, como se aplica eso a nosotros; entendemos que se aplica en esto: “Que
cuando vayamos a cualquier ordenanza del Señor, debemos considerar seria y
bíblicamente nuestro propósito; de otro modo, preguntarnos a que hemos venido".
A diferencia de los seres irracionales, nosotros, por lo general, tenemos un
fin en mente antes de poner manos en la obra, o pensamos antes de actuar. Y si
esa cualidad, la empleamos muy a menudo en los asunto del diario vivir, cuanto
mas ejercitarla en la profesión de fe que hemos hecho, la cual tiene consecuencias
eternas, y sobre todo porque nuestra meta clara y definida ha de ser la
gloria de Dios o el honrar con nuestro hechos Su Palabra. Reacuérdese que las
obras en la piedad no valen a menos que sean hechas en amor, esto es, con un
fin escritural bueno y verdadero.
Entonces es necesario que haya una labor de reflexión y auto examen sobre tu
alma antes de participar de cualquier ordenanza bíblica, pues la negligencia en
los deberes que Dios pide es muy a menudo tenida como una provocación contra
El, al manejar Sus cosas santas con desprecio y superficialidad.
No olvides que tu perteneces por Gracia a un pueblo o congregación, cuyos
corazones han sido sacados del mundo para Dios; tus leyes y propósitos son
diferentes a las personas de la calle, ellos no tienen Dios, en cambio tu sí
profesas tener al Dios y Padre del Señor Jesucristo.
Amen.