Meditación Diaria

Meditación del 23 de noviembre

Texto: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi" (Juan 14:1).

 
Los problemas son de las mejores pruebas de nuestra sinceridad hacia Dios.

  
Cuando el hombre atraviesa por dificultades el amor tiende a desaparecer, pues las dificultades estimulan la impaciencia y son como gasolina para el fuego del egoísmo; nos olvidamos de los demás y nos concentramos en nosotros. Pero en tales condiciones, es mandado y se espera que los Creyentes se comporten con un patrón diferente de conducta, pues nuestro modelo de vida es el Señor Jesús.

Texto: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi" (Juan 14:1)


La ocasión de las palabras de nuestro texto, fue en medio de las aflicciones y agonías de nuestro Salvador, pero El se olvido de si mismo y de la proximidad de su muerte, y por entero se entrego a consolar Sus discípulos. Ellos habían oído al Señor hablar acerca de Su muerte, de Su partida y de las pruebas que habrían de sobrevenirle: Uno de ellos lo traicionaría, otro le negaría, y que todos le abandonarían
 y se sentirían ofendidos con El, decepcionados al no ser el Mesías que ellos se imaginaban; por eso cayeron victimas del miedo y sus corazones fueron atribulados.

 
 Nuestro Señor, al percibir en si mismo que los Suyos estaban conturbados, entonces busco como aliviarlos, y consolarlos, de ahí las palabras de nuestro texto: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi” (v1). Las pruebas como su nombre indica, resultaran en un claro lenguaje de la sinceridad de nuestro amor a Dios.

 
No obstante nuestra debilidad, el Señor nos ha dado el remedio para curarnos de todos nuestros problemas: La fe. La confianza en Dios es un curalotodo. Entonces, aprendamos y apliquemos que la fe en Cristo es el único y eficaz remedio contra los problemas del corazón: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi".  

 

Amen.

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