Meditación Diaria

Meditación del 21 de diciembre

Texto: "Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que hablo Jehová, diciendo: En los que a mi se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón callo." (Levítico 10:3)

 
Estas son las palabras que Moisés hablo a su hermano Aarón para consolarlo y aquietarlo, después que dos de sus hijos cometieron sacrilegio al ofrecer fuego extraño en la adoración a Dios, y por eso la ira divina los consumió o fueron muertos; esa inesperada, la muerte de sus hijos, lo atribuló, pero Dios se compadeció de su siervo y le habló por medio de Moisés, de manera que moderó el espíritu angustiado de su hermano; de donde se aprende, que el mejor medio para consolar el corazón es el uso adecuado de la Palabra de Dios con nuestros hermanos.

 

"En los que a mi se acercan me santificare, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado" (v3). De aquí se puede notar y concluir ve que debe haber una reverencia común en toda adoración a Dios. Entiéndase, que para adorar al Creador, es necesario hacer una preparación previa del corazón. De entrada uno se pregunta: ¿Que significa "Me santificare" en el pasaje? Esto es, que Dios hará que Su Nombre aparecerá santo, o que El se dará a conocer como un Dios santo delante de Su pueblo. Es como si el Señor dijera: Seré conocido como un Dios santo, puro, apartado de todo mal; soy auto existente en mi mismo y para mi mismo, como esta escrito: "Yo soy el alfa y la omega, principio y fin" (Apoc.1:8); esto es, que todo cuanto existe tiene como causa ultima a Dios, y su creación tiene como propósito de existencia, la honra y gloria Suya. Y ellos con esto se conducirán a si mismo con toda reverencia y cuidado, exhibiendo un reconocimiento con santo celo y santidad en todas sus actuaciones. Pero si ellos no me santifican con su conducta, es decir que no me glorifican voluntariamente, entonces "Yo me glorificare en ellos". El pueblo de Dios tiene la obligación, deuda y compromiso amoroso de santificarle, pero si ellos no lo santifican, Dios le cobrará la deuda pendiente. Es por eso que con relación a todos los seres humanos, los cuales son todos pecadores, unos penitentes y otros que son impíos; para los primeros el Señor tiene una vara en Sus manos, pero para los segundos tiene una soga para condenarlos y colgarlos por toda la eternidad en el infierno.

Mire como este texto resume todo eso: "Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los Ejércitos; toda la tierra esta llena de su gloria" (Isa.6:3); esto es, que baste leer la pagina de esquela mortuoria de los periódicos, para notar que la gloria de Dios esta constantemente sobre toda la tierra. En cuanto a los ciudadanos de Su reino, Dios es santificado por la vida y conducta santa de Su pueblo, dándole gloria voluntaria, por el amor que los santos profesan a Dios. Así lo escribe el apóstol: “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones" (1Pe.3:15); los Creyentes santifican en sus corazones cuando ellos temen y reverencian al Señor en sus corazones; cuando por la Gracia de Cristo ellos combaten contra los malos pensamientos y cultivan todo lo bueno y que es de buen nombre; pero también lo santifican en la vida, cuando sus vidas son gobernadas por las leyes de Cristo. Y sino lo hacen así, Dios se santifica a si mismo por medio de juicios disciplinadores. Aunque no todas las tribulaciones son por un pecado específico, y ejemplo es Job y el patriarca José. Pero en general la instrucción divina cuando habla sobre esto dice: "Pero el Señor al que ama disciplina y azota a todo aquel que recibe por hijo" (Heb.12:6).


Y aquí en este pasaje de (Lev.10:3), se nos enseña que nos acerquemos con temor y reverencia a adorarle. Con estas palabras Moisés aquieto el corazón de su hermano Aarón. Revisemos con toda humildad y honestidad como ha ido creciendo el aborrecimiento al pecado por temor a los juicios de Dios entre otras causas. Dios muestra en los sufrimientos de Cristo la manifestación de su ira contra el pecado.

 
 Por tanto, preguntémonos con diligencia: ¿Como nos hemos comportando frente al pecado en los momentos de soledad, cuando nadie nos ve? Las amarguras, sufrimientos y pasiones del Señor Jesús deben producir aborrecimiento al mal, entiéndase como mal todo lo que Dios ha prohibido en Su Palabra: “Sabiendo esto que nuestro viejo hombre fue crucificado con el" (Ro.6:6).

 

Amen.

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