Meditación Diaria

Meditación del 17 de Octubre

Texto: "Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y le dijo: porque cinco maridos has tenido, y el que tienes ahora no es tu marido. Esto has dicho con verdad" (Jun.4:16-18).

 
Jesús le habló a la mujer de un tema muy vergonzoso para ella, su oscuro pasado. Ella parece responder con algo de turbación, pero con la verdad; el Señor, pues, la animó a buscar de Dios con dos estímulos: "Bien has dicho... Esto has dicho con verdad". Le perdonó su pasado y le elogió su sinceridad.

Texto: "Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá


El estímulo es la expresión suave o de ternura que demos a nuestro prójimo con el fin de influir en ellos el ánimo al deber. Al igual que nosotros, nuestro prójimo también tiene sus malos tiempos donde ven todo negro, sin esperanza, y las adversidades parecen insalvables, en esa condición necesitan ser estimulados. Usted puede estimularlos haciéndoles ver lo irracional de su descontento, o ayudándoles a entender las promesas de Dios. De modo que es el deber de todo buen amigo considerar los fallos o tentaciones a que están expuestos nuestros amados, y aplicar a sus corazones los medios adecuados para estimularlos, o poner buenas palabras sobre el corazón de ellos para que sean levantados.

 
Ten presente, que la buena comunicación es un arte que requiere un esfuerzo consciente para mejorarlo. El hablar humano posee dos características que dificultan su dominio o control, esas dos son: Su rapidez y su fuerza. Su fuerza: Hay ocasiones que la lengua presiona tanto y tan fuerte contra las bisagras de las mandíbulas que nos vence y hablamos lo que no debimos haber dicho nunca. Rapidez: Además de fuerte es muy veloz, desarrolla una velocidad tan grande que no hay manera de detenerla y sale a la luz el pecado. Para poder refrenar la lengua necesitamos no solo ser cuidadosos y velar, sino también tomar una sólida resolución para no corromper la buena comunicación: "Cuidare mis caminos para no pecar con mi lengua. Guardare mi boca con freno, en tanto que el impío este frente a mi" (Sal.39:1).

 
Entonces, solo y únicamente Dios puede capacitarte para dirigir correctamente el uso de una buena comunicación. Cualquier esfuerzo sin la bendición del cielo es nada, por eso ruega al Señor: "Pon, oh Jehová, guardia a mi boca; guarda la puerta de mis labios" (Sal.141:3); es claro que el salmista no le esta pidiendo que le haga un mudo, sino que le enseñe a comunicarse correctamente, puesto que solo Dios puede poner freno a la lengua.

 

Amen.

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