Meditación Diaria

Meditacion del 31 de Mayo

Texto: "Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida" (Eclesiastés 3:12)


Este libro de Eclesiastés, como su nombre indica, se ocupa en proclamar los consejos del Hombre sabio para una vida feliz, y en este próximo año eso te sea aumentado. El libro completo trata en general de dos grandes asuntos; en qué no consiste la verdadera felicidad, y en qué sí consiste. El verso que tenemos por delante resume lo que son nuestras labores: "Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida". El escritor afirma que su conclusión es fruto de un arduo trabajo de observación y buena experiencia en el camino de la verdad: "Di mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo" (1:13). Para luego agregar: "Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor". Son dos labores que podemos, debemos y necesitamos hacer siempre: Estar contentos, y amar a Dios.


Tenemos un larga jornada por delante, entonces vayamos a Dios y preguntémosle cual es la senda más conveniente para transitarla. Su respuesta es dada con claridad: "No hay para ellos cosa mejor". Hay cosas buenas, y otras son mejores, el tener el corazón gozoso, y hacer el bien es lo mejor para todos. Fuera de ahí no hay felicidad. Si equipa tu corazón y voluntad con esta santa determinación, el peregrinaje de la jornada que tienes por delante será placentero y de provecho a tu alma aun más allá de la muerte. La felicidad es fruto de la santidad, o que hay que sembrar para comer dulce fruto.  Nuestro verso dice: "Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse". Note el lenguaje tan convincente o enfático con que habla el escritor: "No hay para ellos cosa mejor que alegrarse". Pregunta: ¿Qué es el gozo Cristiano? Este gozo es lo opuesto, no simplemente a tristeza, sino más bien a depresión. Nos esforzamos con ahínco para alcanzarlo, y cuando lo perdemos parece como si perdiéramos la vida, o que la vida está asociada al gozo, El Creador nos hizo para eso, para gozarnos siempre en Cristo.

 
El amor se compone de dos partes: Deseo y deleite. Deseamos tener al Señor, y al poseerlo el alma es llevada al estado de gozo. El niño desea un juguete, siente amor por poseerlo, y cuando lo posee se goza. El marido ama la esposa, y al poseerla se alegra. De manera semejante es con el alma. El verdadero gozo viene con la posesión de un objeto valioso o muy excelente. Queremos vida eterna, y al poseerla nos gozamos. Nuestro Señor lo dice con estas palabras: "No os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten; sino regocijaos de que vuestros nombres están inscritos en los cielos" (Luc.10:20). El verdadero gozo no es tener poder sobre las criaturas y ganar el aplauso de la gente, sino tener la seguridad del amor de Dios, poseer la vida eterna. La cual tenemos por fe, o el gozo es fruto de la fe, ya que después de todo la vida es Cristo mismo.  

 

Amén.

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