Meditación Diaria

Meditación del 17 de noviembre

Texto: “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios” (Eclesiastés 7:9)

 
La ira impropia destruye la paz de quien a sí mismo se lo permite.

  
Los hombres más miserables son quienes siempre tienen presente la agitación de espíritu, sus sentimientos son como las olas del mar que no se están quietas, sus vidas son miserables, no conocen el arte de la reflexión. No pueden disfrutar de la paz, siempre están angustiados o continuamente se sienten ofendidos, y esto los convierte en rebeldes sin causa contra Dios y contra el prójimo.

 
Tal espíritu es inadecuado para una vida piadosa. La obra del Creyente en sus ejercicios piadosos es cortada cuando la mala ira se levanta, el Espíritu se apaga y la comunión con Dios se corta, la ofrenda no se recibe, la oración no se oye: "Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda" (Mat.5:23-24).

Texto: “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios” (Eclesiastés 7:9)

 
Los que se airan no son adecuados para vivir en sociedad, son como las fieras que deben estar en la selva del África o en una jaula: "No hagas amistad con el iracundo, ni tengas tratos con el violento, no sea que aprendas sus maneras y pongas una trampa para tu propia vida" (Pro.22:24-25); tal persona es como una peste a la sociedad donde vive, todos evitan su amistad, no tienen amigos que duren, pues donde quiera que ellos se encuentren traen la discordia y la confusión: "El hombre iracundo suscita contiendas, y el furioso comete muchas transgresiones" (Pro.29:22).

 
Al final de su vida, este tipo de hombre se queda solo, son como las malas reses que no tienen compañeros, se encierran en ellos mismos, pues los demás le evitan, huyen a toda costa de su presencia. Dentro de las sociedades los de temperamento irritable siempre están solos, tienen problemas con todo el mundo, nadie se siente bien con ellos, su ejemplo es malo y su conducta reprochable por Dios y los hombres.

 
Después que el apóstol ha hablado de los malos efectos de la ira, añade: "Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios en quien fuisteis sellados para el día de la redención" (Efe.4:30); el espíritu de Dios no soporta morar en una habitación donde haya turbación de alma. El jamás pondrá sonrisa de aprobación en los tales; porque la violencia de espíritu no solo descompone la razón, sino que también trastorna la conciencia. El Santo Espíritu de Dios es amigo de un espíritu sedado, quieto, manso; como si los tumultos y las pasiones inmoderadas le atemorizaran, y por eso se entristece.

  
Entonces haz esfuerzo para seguir el consejo del hombre sabio: “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios”.

 

Amen.

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