Texto: "Yo he conocido que no hay
para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida" (Eclesiastés
3:12)
Este libro de Eclesiastés, como su nombre indica, se ocupa en proclamar los
consejos del Hombre sabio para una vida feliz, y en este próximo año eso te sea
aumentado. El libro completo trata en general de dos grandes asuntos; en qué no
consiste la verdadera felicidad, y en qué sí consiste. El verso que tenemos por
delante resume lo que son nuestras labores: "Yo he conocido que no hay para
ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida". El escritor
afirma que su conclusión es fruto de un arduo trabajo de observación y buena
experiencia en el camino de la verdad: "Di mi corazón á inquirir y buscar
con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo" (1:13). Para
luego agregar: "Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor". Son
dos labores que podemos, debemos y necesitamos hacer siempre: Estar contentos,
y amar a Dios.
Tenemos un larga jornada por delante, entonces vayamos
a Dios y preguntémosle cual es la senda más conveniente para transitarla. Su
respuesta es dada con claridad: "No hay para ellos cosa mejor".
Hay cosas buenas, y otras son mejores, el tener el corazón gozoso, y hacer el
bien es lo mejor para todos. Fuera de ahí no hay felicidad. Si equipa tu
corazón y voluntad con esta santa determinación, el peregrinaje de la jornada
que tienes por delante será placentero y de provecho a tu alma aun más allá de
la muerte. La felicidad es fruto de la santidad, o que hay que sembrar para
comer dulce fruto. Nuestro verso dice: "Yo he conocido que no hay
para ellos cosa mejor que alegrarse". Note el lenguaje tan convincente o
enfático con que habla el escritor: "No hay para ellos cosa mejor que
alegrarse". Pregunta: ¿Qué es el gozo Cristiano? Este gozo es lo opuesto,
no simplemente a tristeza, sino más bien a depresión. Nos esforzamos con ahínco
para alcanzarlo, y cuando lo perdemos parece como si perdiéramos la vida, o que
la vida está asociada al gozo, El Creador nos hizo para eso, para gozarnos
siempre en Cristo.
El amor se compone de dos partes: Deseo y deleite. Deseamos tener al Señor, y
al poseerlo el alma es llevada al estado de gozo. El niño desea un juguete,
siente amor por poseerlo, y cuando lo posee se goza. El marido ama la esposa, y
al poseerla se alegra. De manera semejante es con el alma. El verdadero gozo
viene con la posesión de un objeto valioso o muy excelente. Queremos vida
eterna, y al poseerla nos gozamos. Nuestro Señor lo dice con estas palabras:
"No os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten; sino
regocijaos de que vuestros nombres están inscritos en los cielos" (Luc.10:20). El verdadero gozo no es tener poder sobre las
criaturas y ganar el aplauso de la gente, sino tener la seguridad del amor de
Dios, poseer la vida eterna. La cual tenemos por fe, o el gozo es fruto de la
fe, ya que después de todo la vida es Cristo mismo.
Amén.