Texto: "Y
el que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en el. Y en esto sabemos
que el permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado"
(1 Juan 3:24)
Una de las preguntas que suele hacerse todo Creyente es sobre su verdadero
estado espiritual, o si esta en la Gracia de Cristo o no. Más aun, las mismas
escrituras nos mandan examinarnos a nosotros para determinar si estamos
en la fe. La regla para medir uno y otro, es dada en nuestro texto, y es notorio
que tal examen no es basado en cosas eternas, sino por los efectos internos o
la influencia que produce en el alma la operación del Espíritu de Dios. Mas
aun, que la guía dada por el Apóstol Juan no es sobre cosas que los hombres
profesan, ni sobre los deberes que realizan, sino sobre la actitud o carácter
de sus corazones, es decir los principios mediante el cual se generan las obras
del cristianismo.
No hay nada mas importante a determinar en este mundo que la realidad de la
unión del alma con Jesucristo, expresada aquí por la frase: "Que el
permanece en nosotros". Juan hace diferencia entre los de esta clase y los
que se han adherido al grupo por medio de la realización de obras religiosas,
pero que en sus almas no conocen de la fe que une de manera vital y permanente
con Cristo. Mire este pasaje: "Yo soy la vid, vosotros las ramas. El que
permanece en mi y yo en el, este lleva mucho fruto. Pero separados de mi, nada
podéis hacer. Si alguien no permanece en mi, es echado
fuera como rama, y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son
quemadas" (Jn.15:5-6); esto es, que hay dos
maneras de estar unidos a Cristo, siendo una rama viva o una rama seca, y ambas
unidas al árbol. La primera tiene una ligadura interna y la segunda esta
pegada, no tiene unión vital.
La prueba de esa unión: "El Espíritu que se nos ha dado". El Espíritu
de Cristo es el lazo de unión vital. No debe entenderse como la morada de la
plenitud del Espíritu Santo impartiendo todos sus atributos, tal cosa seria una
blasfemia, pues eso solo fue en Cristo; a lo que se refiere es a la influencia
salifica que es operada en el Creyente por medio de un camino de santificación,
apartamiento del pecado y del mundo para ser siervos
de Dios.
Esto puede ser ilustrado cuando decimos que el sol entro a una casa; es decir,
cuando los rayos solares influyen de manera positiva en tal casa. Cristo tenia la Gracia propia del Espíritu, en cambio los Creyentes
tienen la Gracia comunicada, la cual nos conduce a la obediencia e interés en
el Señor.
La certeza de la prueba: "En esto sabemos", es una declaración que
tiene por causa la prueba. La Gracia de Dios tiene dos aspectos, uno esencial o
constituido y el otro su carácter de expresión. Solo Dios puede conocer
la esencia de la Gracia y nos ha dejado Su Palabra para conocer tal carácter
por su propia manifestación.
Para determinar si un naranjo es dulce o agrio, necesitamos probar su fruto. A
semejanza, la realidad de la Gracia en el Creyente es de carácter posterior, es
un camino que nace en los frutos y asciende hacia la causa, asunto que se
comprueba con las Escrituras. En ese sentido Dios nos ha creado con el poder de
intuición y reflexión; esto es, la facultad de poder reproducir en la mente los
hechos pasados y allí proceder al examen, hacer juicio moral sobre nosotros
mismos en cuanto a la actitud y resultado de nuestros hechos.
Dios es invisible, pero los efectos de la operación del Espíritu en los
Creyentes es sensible y reconocible. La unión con Cristo se describe por los
efectos, sabemos que tal unión es misteriosa y sobrenatural, eso fue lo que le
dijo Jesús a Nicodemo: "El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de donde viene ni a donde va. Así es
todo aquel que ha nacido del Espíritu" (Jn. 3:8).
Alguien dice: Yo Dudo tener el Espíritu de Dios, tengo mucha ignorancia; leo la
Biblia y la entiendo poco. Hay dos cosas esenciales en el conocimiento
espiritual, la cantidad y la eficacia. Tu condición no depende de la cantidad
de conocimiento.
Es cierto que hay personas con las cuales estas en desventaja en cuanto el
conocer. Pero lo importante no es lo que tu sabes, sino lo que hace con lo que
sabes y que efecto produce en ti el saberte ignorante. Esto es, no te ocupes en
compararte con otros, sino en practicar lo que aprendiste, sea poco o mucho. El
conocimiento es santificado únicamente cuando se aplica. Haz esto y vivirás.
Amen