
Texto:
Entonces los judíos, por cuanto era la víspera de la pascua, a fin de que los
cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposos
era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les
quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí ..."
(Juan 19:31).
El relato de nuestro pasaje es único del Evangelista Juan y en el mismo se nos
Al ver la manera como los judíos manejaron todo este asunto, llama la atención,
con tristeza y espanto, que la escrupulosidad religiosa puede vivir en una
conciencia totalmente muerta o cauterizada. Porque ellos fueron muy estrictos
en ultimar a los crucificados, y al mismo tiempo ajenos de tan siquiera una
brisita de compasión; al margen de la ley divina precipitaron la muerte de
estos que colgaban en los maderos. Al leer el pasaje, parece como si en aquella
oportunidad fue el entendimiento de las autoridades religiosas en Jerusalén,
que la Ley de Dios los mandaba acelerar la muerte de los crucificados. ¿Pero
era eso lo que mandaba la Ley?
Vayamos a
Ella misma para averiguarlo: "Si alguno hubiere cometido algún
crimen digno de muerte, y lo hicieres morir, y lo colgares de un madero, no
dejareis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterraras
el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado" (Dt.21:22-23);
la ley dice que había que apresurar el enterramiento del ejecutado antes de
caer la noche, pero no dice que ellos ni nadie debían apresurar su muerte, por
ningún medio estaban facultados por Dios para semejante crueldad.
Llegaron muy lejos, pues sus conciencias no fueron heridas al matar
injustamente a Jesús, pero si fueron muy diligentes por el temor de la
contaminación ceremonial. La superstición siempre estará más llena de
ceremonias, que de misericordia, bien nos
El odio feroz que tenían los enemigos del Señor les hizo olvidar toda traza de
humana compasión. Note usted en este espécimen el profundo y cruel
aborrecimiento que tienen los enemigos de Dios a Cristo, y también contra los
amigos de Jesús. Pero todo ese odio lo soporto el Señor por amor de Sus
elegidos: "Bendito, eternamente bendito, sea Su amor por nosotros". Después
de ver este cuadro, meditemos en lo que Cristo es para todos y cada uno de los
que tiene fe en el; cantemos, pues, haciendo coro con el salmista: "Jehová
es toda mi salvación y todo mi deseo". El es el Cordero pascual, el
alimento por excelencia del alma, y cuando el Ángel venga destruyendo a los
enemigos de Dios a ti no te golpeara, porque tus dinteles estarán rociados con
Su inocente Sangre, de modo que en todo y para todo es tu seguridad.
Pero tampoco los enemigos de Dios podrán hacerte daño: "Porque Aquel que
fue engendrado por Dios te guarda, y el maligno no te toca" (1Jn.5:18).
Amen.