Texto: "De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré
distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomara gusto ahora tu siervo
en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para
que, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?” (2 Samuel 19:35).
Los poderes naturales y nuestras capacidades decaen con los años. El tiempo es
un vestido que minuto tras minuto va creciendo de tamaño en nuestra naturaleza.
El ser humano entra a este mundo lleno de vigor y sus prendas de vestir van
cayendo, pero el vestido del tiempo va en aumento, el uno va menguando y el
otro va creciendo. La muerte cada día toma más cuerpo. El tiempo desviste la
mente, el cuerpo y todas las partes naturales. La mente y el alma es vestida con
otras vestiduras, pero el tiempo quita el vestido de uno como de lo otro. Aun
la tierra y el cielo que tienen una duración mas grande que el hombre será
desvestida, cuanto mas los seres humanos serán desnudados: " Y todos ellos
se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán
mudados" (Heb.1:11). Si el paso del agua
desmenuza las rocas así el tiempo despojará el alma y la mente de toda carne y
sangre.
Isaac cuando estaba entrando en años perdió la vista y
fue nublado "Aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se
oscurecieron quedando sin vista.” (Gen.27:1). David al envejecer necesito de
ayuda para calentar su cuerpo, y ni aun así se calentaba, se sentía como
desnudo, el tiempo le había quitado sus vestiduras naturales: "Cuando el
rey David era viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba"
(1Re.1:1), el calor natural había decaído. Salomón da una sabia advertencia
sobre el tiempo por venir: "Cuando también se tenga miedo de la altura y
haya horrores en el camino; cuando florezca el almendro, la langosta se
arrastre pesadamente y se pierda el deseo. El hombre se va a su morada eterna,
y los que hacen duelo rondan alrededor... La conclusión de todo el discurso
oído es ésta: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el todo del
hombre" (Ecl.12:5,13).
El cuerpo es frágil en dos aspectos; uno por la maldición:"Pero del
fruto del árbol que esta en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de el, ni
le tocareis, para que no muráis." (Gen.3:3) y el otro por el material del
cual esta hecho: "Polvo eres y al polvo volverás." (Gen.3:19). No
solo los miembros del cuerpo decaen con el tiempo, sino también el confort
natural y los deleites de esta vida se ausentan cada vez mas, todos los días el
hombre tiene menos capacidad de disfrute, uno por el tiempo que transcurre, y
otro la repetición de los hechos que producen aburrimiento. Eso nos dice el
mismo Barzilai "De edad de ochenta años soy este
día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomara
gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba?" (2 Sam.
19:35). Todo asunto de disfrute había sido quitado el piadoso anciano.
El hombre, venido los años, será como si no tuviera ojos, ni oídos, ni paladar,
quedara sin sentidos. Y todo lo que ha disfrutado, ¿de que le servirá? Los
miembros del cuerpo se irán poniendo lentos, pesados hasta no movilizarse. Todo
llegara a ser un montón de carnes y huesos. Y a la gran mayoría de los hombres
Dios les da la bendición de experimentar a la mediana edad aquel dicho muy
conocido: "El peso de los años." Todo lo que el hombre necesita es la
paz con Dios, pues quien tenga paz con Dios y así descienda a la cama de
muerte, estará en el descanso eterno con Cristo. No te regocijes de nada, que
no sea aquello dicho por el Señor a los discípulos: "Pero no os regocijéis
de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres
están escritos en los cielos" (Luc.10:20). Que
Dios es tuyo, que Cristo vive en ti, que tienes una morada en el cielo, que el
pacto eterno es tuyo. Todo esto, si es tuyo, lo es para siempre, nada ni nadie
puede arrancarlo de ti. Todo esto te hará vivir ante la muerte.
Procura, pues, las cosas que pueden ir contigo al tribunal de Cristo, que sea
tu defensa en el día del juicio. Que Dios es tu Padre, que Cristo es tu
Salvador. Procura que tus cuentas con la Gracia del Creador estén al día, que Sus
ojos de bondad y misericordia reposan sobre ti.
Amen.