Texto: “Cualquiera, pues, que me oye
estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su
casa sobre la peña” (Mateo 7:24).
El objetivo cardinal de un verdadero Creyente comienza con practicar lo que ya sabe, así estaría construyendo sobre la roca que es Cristo: de donde se infiere que la fe no es otra cosa que el gusto por las promesas de Cristo, lo cual estimula a servirle. Es saludable para tu alma hacerte esta pregunta: ¿Estoy en la verdad? ¿Estoy dispuesto a morir por ella? Si es así entonces haz firme la vocación de fe que has hecho, si no es así entonces sospecha de ti mismo. Cultiva buenos pensamientos de Dios y Sus tratos contigo, medita de Su amor a ti en Cristo, esto te empujará a obedecer; porque mirando tus desalientos es imposible seguir a Cristo. La constancia y permanencia de unidad en la pareja viene del amor. Ellos vencen los obstáculos en el matrimonio por causa del amor que hay entre ellos. Esto mismo es aplicable a la constancia de luchar contra el mal. Esfuérzate en crecer en la auto-negación cada día. Nadie puede entrar al cielo si no se hiere a sí mismo de muerte con su propia espada espiritual: “Así también vosotros, considerad que estáis muertos para el pecado, pero que estáis vivos para Dios en Cristo Jesús” (Ro.6:11); morir al mundo en un verdadero creyente es matar en el corazón cualquier amor o interés que pueda entrar en competencia con el amor de su corazón, el cual es Cristo.