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Nuestro Blog

¿Qué es la Sana Doctrina?
La sana doctrina, como su nombre indica, es: la sana enseñanza evangélica que sana el alma. Sana doctrina o doctrina que sana del pecado, porque nuestro Salvador no vino a hacer milagros u otras cosas portentosas per se, sino a salvar pecadores. Más aún, el mandato apostólico es que a medida que se acerque el fin del mundo, y la apostasía crezca, la principal labor de la Iglesia del Señor Jesús no son las actividades, sino aumentar la predicación de la sana doctrina. Así se lo hace saber Pablo a su discípulo: “Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción” (2 Tim. 4:2), esto es, si hay mucha iniquidad en la naciones, entonces que abunde la sana doctrina de nuestra parte, porque ella es la doctrina que sana del pecado.  Dios ha dado un único remedio para sanar el alma, la sana doctrina.Leer Mas

¿Puedo Mudarme de Iglesia?
Son dos los requisitos para ser miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo; notémoslo: “Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como 3,000 almas” (Hch. 2:41). En este verso se puede ver con claridad dos requisitos: fe y bautismo.Leer Mas

¿Puede un Cristiano jugar la Loto?
Las Escrituras hablan de pecados visibles y pecados secretos, los secretos son en dos aspectos; por un lado, cuando se cometen en oculto del ojo del prójimo, excepto quien los hace, y por el otro, cuando ciertas actividades con apariencia de inocencia se convierten en pecado por una mala motivación. Leer Mas

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Expositor: Amiris Beato

Sermón: La dicha del perdón

Descripción:

Expositor: Juan José Pérez

Sermón: Aún los vientos y el mar le obedecen

Descripción:

Expositor: Ramón Peña

Sermón: Hermanos… No Entristezcáis al Espíritu Santo

Descripción:

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Meditación del 6 de diciembre

Texto:  “Y he aquí, cuando supo que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, una mujer que era pecadora en la ciudad llevó un frasco de alabastro con perfume Y estando detrás de Jesús, a sus pies, llorando, comenzó a mojar los pies de él con sus lágrimas”(Lucas 7:37-38).

 
El cuadro frente a nuestros ojos es maravilloso, y esto por dos razones. Por un lado, que una mujer notoriamente conocida por ser pecadora, cuyo negocio fue la perversión, y que por iniciativa propia busque del Salvador. Eso es extraordinario en el sentido literal del término. Dice el refrán aves del mismo plumaje vuelan juntas, pero he aquí está buscando volar con un santo, en cuya presencia el sentido de culpa y vergüenza se aumentaría. Las manchas son más notorias donde hay más luz. La voz del Evangelio es muy común, se oye donde quiera, pero su poder es muy escaso. Hay millones de oidores, pero pocos convertidos. Esta mujer es, pues, admirable.

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