Texto:
"De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus
almas al fiel Creador, y hagan el bien" (1Ped.4:19).
Cuando es dicho que se haga la voluntad de Dios con ligereza, será hecha
forzadamente y de último, pero hacerla bien requiere que sea libre y de
primero. Si una ciudad ha sido sitiada y después de muchos ataques es
capturada, la ciudad no se rindió, sino que fue vencida. Tampoco puede decirse
que nos hemos encomendado a la voluntad de Dios, si para ganarla Dios tiene que
darnos martillazos hasta quebrar la voluntad. De manera que una cosa es que nos
quiebren la voluntad y otra es que la hayamos cedido libremente a Dios.