Texto:
"Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aun, para que el
amor con que me has amado este en ellos, y yo en ellos" (Juan 17:26).
Llama nuestra atención que el versículo no dice para que ellos tengan perdón,
justificación, Gracia o consuelos, sino el amor, de donde se infiere, que el
amor de Dios en Cristo es la base de todos los otros favores que el Creyente
puede recibir.
Nosotros somos amados en santidad, amados en perdón, amados en Gracia, en todo
somos amados. Veamos varios textos para probarlo: "Cristo amo a la iglesia
y se entrego a si mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado
en el lavamiento del agua con la palabra... Al que nos ama y nos libro de
nuestros pecados con su sangre... Y el mismo Señor nuestro Jesucristo, y
nuestro Padre Dios quien nos amo y por Gracia nos dio eterno consuelo y buena
esperanza" (Efe.5:25; Apoc.1:5; 2Tes.2:16);
nuestra santidad, el perdón y el consuelo no son causa para que Dios nos ame,
sino que son frutos de Su amor a nosotros. Para eso no necesitamos las
criaturas, ni la naturaleza, ni las reglas de moralidad, ni merito alguno, sino
que Dios nos ame, y los frutos de seguro estarán. Pero además, no solo estarán
en nosotros los frutos y beneficios, sino también el mismo amor de Dios:
"Mirad cuan grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados
hijos de Dios" (1Jn.3:1); esto es, que tenemos bendición de las manos y
del mismo corazón de Dios, el amor nace del corazón.






