Meditación Diaria

Meditación del 12 de Octubre

Texto: "Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca" (Isaías 53:9).

 
Todas nuestras providencias adversas hallarían dulce consuelo si en ellas pudiéramos ver el patrón de Jesús, cuya apariencia terrenal fue despreciable, pero de ella Dios sacó la vida y la inmortalidad.

  
¿Cual fue su apariencia? Esta: "Y se dispuso con los impíos su sepultura". Cualquiera hubiese pensado que el cuerpo de Jesús habría de ser enterrado como los otros dos, y las circunstancias en aquel momento apuntaba hacia eso, los cuales quizás fueron echados en una fosa y no se les dio decente sepultura, pero con Cristo no fue así, aun cuando las circunstancias presagiaban eso. En cambio Dios volvió Su tumba en gloria.

Texto: "Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño


Así también debes tú, hermano cristiano, ver las cosas cuando las apariencias sean adversas y prometen deshonra. Tu Dios y nuestro Dios las volverá en honra por amor a Cristo. No te detengas, pues, en las apariencias, recuerda que Cristo sacó el mejor vino de "seis tinajas de agua" (Jun.2:7). El hombre sabio agrega: "El que observa el viento no sembrará, y el que se queda mirando las nubes no segará" (Ecle.11:4); esto es, que si miras siempre sobre las apariencias de las cosas externas, el corazón será desalentado con el nublado de la apariencia.

 
El modelo que se presenta delate de nuestro ojos de fe es descrito así: "Aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca". Se ha de enfatizar el modelo con dos palabras que aparecen en el verso: Maldad y engaño.


Maldad. Estas no fueron encontradas en El, nunca estuvieron en El. No manifestó venganza, ni pasiones desordenadas, ni malos deseos hacia Sus matadores, porque nunca intento librarse de ellos, ni reaccionar contra ellos. Dios debe ser servido en proporción, El es espíritu y en Espíritu y verdad debe ser servido, o que cuando el alma esta descompuesta no puede hacer la obra del Creador. El Dios de paz debe ser obedecido con el alma en paz; como Cristo, quien nunca exhibió ningún tipo de violencia. Los hijos del mundo son lo opuesto al carácter manso de Cristo. Los que aprenden del lobo, muerden como ellos; los del Cordero son mansos como ovejas. Sea esto de reflexión para aprender de Cristo: "Nunca hizo maldad".

 
Engaño. Que Jesús pueda decir de uno como le dijo a Natanael: "¡He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño!" (Jun.1:47). Los hijos de Cristo deben ser conocidos como fue conocido Jacob desde su temprana edad: "Era bacón quieto que habitaba en tienda" (Gen.25:27). Esto, es que seremos como Cristo cuando no hay engaño en nosotros, el engaño en el corazón es descrito así: "Bienaventurado el hombre a quien Jehová no atribuye iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño" (Sal.32:2); el engaño es el fruto subsiguiente de una conciencia culpable. La verdadera religión se caracteriza por imitar Aquel a quien adoramos. El ojo del adorador aspira el adorado como patrón y ejemplo.

 
 Por tanto, procuremos que nuestro juez sea la palabra de Dios y no nuestro propio corazón, por que de ella es dicho: "Ella es viva y eficaz, y mas penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebr.4:12). Que ella este entre tus pretensiones y tus sentimientos, que tus intentos no se materialicen o no salgan de tu pecho hasta que la Palabra los apruebe. Por lo general hay engaño en la boca, cuando los hombres disimulan la ventaja que andan buscando.

Tu seguridad y garantía reside en ser una persona que ama la pureza de vida. Es esto y no otra cosa lo que asegurara para esperar racionalmente en Dios. El ejemplo de Jesús lo prueba, y capacita al Creyente a que pueda decir: "Aunque el me matare, en el esperare" (Job 13:15). Entiende, pues, que Dios voltea los propósitos de los impíos contra ti, aun cuando parezca que ellos tienen todo debidamente asegurado.  
Cuando los judíos hicieron todo lo posible para que Cristo fuese avergonzado, entonces Dios mando dos ricos para honrarlo.

 
 Ese es nuestro patrón de providencia: Cristo – Jesús.

 

Amen.

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