
Texto:
"No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque Jehová no dará por
inocente al que tome su nombre en vano" (Deuteronomio 5:3).
Se deduce aquí que el Nombre de Dios se nos ha dado para ser empleado de manera
legítima cada vez que lo necesitemos; se prohíbe usarlo o tomarlo en vano. Mas
aun, que el mandato bíblico nos exhorta a usarlo de continuo en nuestros
pensamientos, que meditemos en Sus atributos, títulos, nombres, pues dice:
"Que crezcáis en el conocimiento de Dios" (Col.1:10); este tema debe
ser lección diaria del estudio de los santos. Es nuestro deber, ya que es una
gran parte de la vida de fe, puesto que la fe se alimenta y crece de Dios
mismo.
Hay tres cosas que hacen necesario el uso del Nombre de Dios: Su gloria,
nuestro bien y el beneficio de otros.
Es por Su nombre que Dios hace brillar Su gloria; y si no usamos Su nombre,
entonces estamos poniendo Su gloria debajo de un armario o no brillara, por Su
honra debemos usarlo en toda situación que sea propio y correcto: "Por
tanto, ya sea que comáis o bebáis, o que hagáis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios" (1Co.10:31). Para nuestro bien es necesario hacer buen uso
del Nombre, en especial cuando estamos metidos en problemas: "Torre
fortificada es el nombre de Jehová; el justo correrá a ella y estará a
salvo" (Pro.18:10). Cada parte de Su nombre es una habitación secreta
donde el Creyente puede alimentarse, alegrarse, consolarse y encontrar fuente
de plenitud para toda necesidad. Es una gran compasión a un mundo perdido como
este, que vea el Nombre de Dios en nuestros labios y vidas: "Pero gracias
a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo y que manifiesta en todo
lugar el olor de su conocimiento por medio de nosotros" (2Co.2:14); que
los demás se beneficien de ese conocimiento, eso seria un uso positivo del
Nombre de Dios.
Para usar el Nombre de Dios en santidad y reverencia se necesitan tres ingredientes
a saber: Fe, temor y sencillez.
Fe: Usamos Su nombre para llamarlo o invocarlo, pero si al hacerlo se
carece de fe, entonces es tomarlo en vano: "Y sin fe es imposible agradar
a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe y
que es galardonador de los que le buscan" (Heb.11:6).
La misericordia de Dios no viene a uno si estamos en incredulidad, aunque lo
llamemos mil veces con la lengua; consciente de eso es que el padre del niño
enfermo le clamo a Cristo: "¡Ayuda mi incredulidad!" (Mar.9:24).
Temor: tan solo mencionar el nombre de Dios sin temor y reverencia es
tomarlo en vano, Su nombre es dulce y fácil, pero también es terrible: “Si no
cuidas de poner por obra todas las palabras de esta ley, escritas en este
libro, temiendo este nombre grande y temible, Jehová tu Dios, entonces
aumentara Jehová asombrosamente tus plagas y las plagas de tus descendientes,
plagas graves y crónicas, enfermedades malignas y crónicas" (Deut.28:58-59). No será difícil al leer las paginas de las
Escrituras advertir que hay en Ella una peculiar majestad, la presencia de Dios
en la Biblia es algo muy manifiesto, de tal modo que la frase mas simple lleva
la impresión de la majestad divina, y siendo así ¿No la usaremos con santo
temor?
Sencillez: Que su uso sea para un fin noble y recto, no para la
curiosidad o interés carnal, sino para el bien nuestro y de otros, porque Dios
se ha revelado para Su propia honra y el bien eterno de sus criaturas: "¿A
mi no me temeréis?, dice Jehová. ¿No temblareis delante de mí, que puse la
arena como limite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se
levantaran sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasaran. No
obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se
han ido. No dicen en su corazón: Temamos, pues, a Jehová nuestro Dios, que da
en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos
establecidos para la siega. Vuestras iniquidades han desviado estas cosas, y
vuestros pecados os han privado del bien" (Jer.5:22-25).
De manera, pues, que no solo nuestras palabras, sino también la conducta debe
ser en honra a Dios y no en vanidad: "Solamente procurad que vuestra conducta
como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que sea que yo
vaya a veros o que este ausente, oiga acerca de vosotros que estáis firmes en
un mismo espíritu" (Fil.1:27).
Amen.