
Texto:
"Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramo su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo el llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores" (Isaías 53:12).
La palabra intercesión significa estar entre; o uno que carga por nosotros, que
intercede por nosotros, y ese fue el deber del sumo sacerdote, su oficio era
trabajar para el bien espiritual del pueblo. Es inmediato, entonces, al leer
muestro texto, concluir que Cristo en Su muerte estaba intercediendo por los
Suyos, murió orando por ellos. Cuan dulce es el método que El empleó para
ganarnos. Que glorioso ejemplo es visto aquí del amor del Señor Jesús por los
pecadores.
Hay una ilustración de esto en la vida de David. David estaba siendo perseguido
por Saúl, y por una providencia tuvo a su perseguidor en la mano, pero le
perdono la vida, y cuando Saúl vio la ternura de David hacia el, lloro, porque
este le dijo: "¿Quien hallara a su enemigo, y lo dejara ir sano y
salvo?" (1 Sam.24:19), esto no es usual. Tienen
que ser individuos de una naturaleza muy depravada para que no sea posible
ganarlos con ternura.
Sea la vida de Cristo un patrón a imitar para ganar a nuestros enemigos, porque
somos fundidos al considerar las bondadosas disposiciones que están en Su
corazón hacia los pecadores.
¿La
persona que oro? Salta a nuestra vista la persona quien oro, el Señor
Jesucristo, quien podía destruir a todos Sus perseguidores con un simple toque
de Su gloria, pero no fue así por causa de su amor a los elegidos.
Decimos que perdonamos cuando no podemos reaccionar igual contra quien nos
injuria, la falta de poder cambia nuestra mente, y no somos crueles aunque
queramos. Pero con Cristo no es así, ya que el podía pedir doce legiones de
ángeles, en cambio lo vemos pidiendo perdón para sus matadores, en lugar de
ángeles para destruirlos.
¿Cuando oro? En el mismo momento de sus sufrimientos, procuro misericordia para
los instrumento que le estaban haciendo sufrir; El esta lleno de amor cuando el
mundo esta lleno de rabia: "La noche que fue entregado, tomo pan" (1 Co.11:23). Ellos se esforzaban en maltratarlo, en cambio El
procuraba consolarlos. Por lo general, perdonamos cuando vemos alguna ventaja
en hacerlo, pero Cristo perdono en el clímax de sus padecimientos, su Espíritu
de amor no fue amargado con las ofensas de sus enemigos. Este es el invencible
amor del Señor Jesús.
¿Por quienes oro? Por viles pecadores, por aquellos quienes se burlaban de su
amor; le escupieron, le dieron a beber vinagre cuando estaba sediento, y luego
le pusieron entre dos malhechores, prefiriendo ellos que el inocente fuese
colgado del madero y no el malhechor Barrabas. Oro por hombres que ni siquiera
oran por ellos mismos. David quiso matar a Nabal, pero Cristo vino a salvarlos.
Los discípulos pedían fuego del cielo para destruir a los samaritanos, pero
Cristo se entrego para redimirlos.
¿Como oro? Suplico por ellos: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" (Lc.24:34). Cuando nosotros oramos con
argumentos es signo de fervor y diligencia, y el Señor uso un poderoso
argumento para minimizar la ofensa y que fuese acepta delante de Dios. Cuan
diligente fue Cristo para salvar pobres y perdidos pecadores.
Que así como Cristo, tus oraciones deben ser con fervor y amor. Argumentas no
solo por ti mismo, sino también por el bien de tu prójimo, aun cuando sea tu
enemigo y quien amarga tu existencia. Nadie puede ser mayor enemigo tuyo, que
los pecadores del Creador, y aun así, a ellos no les falta el sol y la lluvia:
"Que seáis hijos de vuestro Padre que esta en los cielos, porque el hace
salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos"
(Mt.5:45). Este carácter no es asunto de justicia,
sino de compasión y no es posible ser compasivo por los otros, sino sufrimos
por ellos.
El orgullo de los niños es imitar las acciones de los mas crecidos, ¿por que
entonces no somos de aquellos que imitan a Dios? Tenemos dos mayores a copiar
los santos mas grande que uno y a Dios, mire un caso de eso, el protomártir
Esteban: "Y puesto de rodillas, clamo a gran voz: Señor no le tomes en
cuenta este pecado" (Hch.7:60), nótese la
vehemencia suya: "Clamo a gran voz".
Haz tu lo mismo y se imitador de Cristo. Piensa de Cristo como Mediador, como
Intercesor, por cuya causa seremos aceptos delante de Dios, y por lo cual todas
las oraciones que hace por nosotros son oídas, como le dijo Marta a nuestro
Salvador: "Se ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará" (Jn.11:22).
Es un gran privilegio para todos nosotros el orar a Dios, pero es muchísimo
mayor tener a Dios orando por nosotros.
AMEN.