Texto:
"Venid a mi todos los que estáis trabajados, y yo os haré descansar"
(Mateo 11:28).
Si leemos el v27 de este capitulo se podrá notar, que el verso 28 es traído
como una nota de balance a lo dicho por nuestro Salvador en el versículo
anterior. Nótese: "Todas las cosas me fuero entregadas por mi Padre; y
nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo quiera revelar" (v27); esto es, que el v28 tiene
como objeto evitar el desaliento de cualquier pobre criatura que al oír lo
dicho en el v27, le parezca que el misterio referido aquí no sea una revelación
del Hijo de Dios para el. Si acaso llegar a ser este es tu sentir,
entonces el llamado al descanso es para ti. A los que por el peso del pecado se
sientan rechazados.
En el texto se destacan tres cosas: El peso y tensión espiritual de un alma: "Trabajada
y cargada". La invitación de Cristo a los cargados: "Venid a
mi". El estímulo a la invitación: "Y yo te haré descansar".
Aprendemos: Que hay una invitación celestial para algunas almas que están muy
cargadas con el peso del sentido del pecado.
El hombre es una criatura de prospecto, de probabilidades de esperanza:
"Ahora la salvación esta mas cercana de nosotros que cuando creímos" (Ro.13:11). El ojo humano esta mas atento hacia lo que esta
enfrente, que lo que quedo atrás. Y los ojos son lo que guía todo el cuerpo. Las
satisfacciones presentes son el estímulo para seguir mirando hacia adelante. El
pasado pasó, el presente es delicioso por la enorme perspectiva que tengo en
Cristo para la solución de todos mis problemas internos o externos, la vista
ahora trasciende el tiempo y se ve hasta la eternidad.
El Creyente dice que no puedo pensar en todas las dificultades que me puedan
venir, ni me hago la vana ilusión de que no tendré aflicciones, nunca eso, pero
he dejado todo en manos de aquel que me sostiene en mi yo interno, en mi alma,
El me sostendrá y me elevara. Dios me ha librado del amor al pecado y confió
que me librara de la desgracia que trae el pecado. El Señor Jesucristo dejo que
la muerte cayera sobre El, en una lucha cuerpo a cuerpo, El cayo abajo, ella lo
mato, pero al tercer día se levanto y venció la muerte, nadie como El ha
vencido la muerte y El nos ha prometido que la muerte no nos dañara. La muerte
es como un abeja ponzoñosa, El le saco la ponzoña y ella ya no puede hacer daño
aquellos que han unido su alma al Señor Jesucristo: "Y cuando esto corruptible
se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad,
entonces se cumplirá la palabra que esta escrita: Sorbida es la muerte en
victoria" (1Co.15:54).
Ve usted amado hermano como el Creyente entra al descanso en Cristo, y todo eso
no es sino el inicio del descanso eterno.
Amen.