Meditación Diaria

Meditación del 27 de noviembre

Texto: "¿Mujer, por qué lloras? ¿A quién buscas?" (Juan 20:15).


Es notorio en nuestro texto que Cristo demanda saber de María cual es el objeto de su deseo. El sabía muy bien la razón de su tristeza, no obstante le hace la pregunta: "¿Mujer, por qué lloras? ¿A quién buscas?" (v15); ella le llamaba Maestro, y El entonces ejerce su oficio instruyéndole. Esto no solo fue con ella, sino también con otros, porque todos los tratos de Cristo para con los suyos están llenos de buen significado y ricas instrucciones. El ciego de Jericó: "Respondiendo Jesús le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista" (Mrc.10:51). Cristo favorecerá a los hombres de acuerdo a la fe de ellos.

Texto: "¿Mujer, por qué lloras

 

Es la voluntad de Dios que le hagamos conocer nuestro pedido específico, no para informarlo, sino para que así califiquemos para la misericordia que necesitamos. El marinero debe acercar el bote a la costa, pero este nunca pretende que la costa se acerque al bote. Así mismo es con las misericordias de Dios, nosotros nos acercamos a ella, no ella a nosotros. Los favores de Dios son como montañas que siempre están ahí, y la montaña no se acerca a uno, sino que uno va a la montaña.


Este suceso en la vida de María no es tanto, "buscad y hallareis", sino "pedid, y se os dará". Procuremos, pues, que cuando estemos buscando o pidiendo algo de Cristo que no haya deficiencia en nuestros deseos, porque hasta que la deficiencia no sea cubierta no recibiremos lo que estamos buscando. Pero es muy consolador, que nuestras oraciones serán encaminadas y llevadas hasta la perfección por el mismo Cristo, porque El es propicio a nuestras debilidades y se deleita en hacernos el bien.


Concluimos, que todos los tratos de Cristo para con los Creyentes están llenos de buen significado y ricas instrucciones. Además, que detallar y particularizar las oraciones, fortalece la fe del Creyente. Si una novia no está esperando cartas de parte de su novio, entonces cuando le llegue tendrá la inclinación de darle poca importancia; en cambio si su corazón está a la espera de que su novio le escriba, el día que le llegue la esperada correspondencia su pecho se ensanchará en alegría y el fuego del amor será vivificado. Al venir a la Mesa del Señor, procura, pues, ser específico en tus oraciones. Eso es lo que hoy El te ha dicho.

 
La respuesta a las oraciones particulares aumenta nuestro amor a Dios y fortalecen nuestra fe en la fidelidad de Su Palabra. Te es muy conveniente, pues, que abras de par en par la puerta de tu corazón, dile todo lo que tú buscas y hazle conocer todos tus deseos. No escatimes esfuerzos en detallar toda tu alma a tu Redentor y Señor.

 

Amen.

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