Notemoslo: La palabra de Dios por medio del profeta le causó sentimientos de santa tristeza, luego escribió el salmo y finalmente se lo entregó al músico principal para que le pusiera melodía y fuese cantado en la adoración pública al Señor.
Dicho de otra manera, que la melodía fue atada a sus sentimientos espirituales. Este sentir es producidos por la Palabra de Dios, tal como le hizo el profeta Natán; lo que difiere de lo que no pocos están haciendo, toman una melodía compuesta con otros fines, y luego le ponen letra religiosa, ese no sería el ideal bíblico.
Así que, lo ideal no es ponerle escritura a una melodía cualquiera, sino seleccionar la letra, y el sentir en fe de las letras produzca la melodía adecuada. Un caso, escoger una pasaje bíblico como las letras del himno, luego meditar sobre el pasaje hasta llegar a una melodía acorde con los sentimientos producidos en el músico Creyente. Dicho de otra manera, hacer algo así con Ro.8:28-39, o 1Co.13, etc.; o que las letras estén los más próximo posible al texto bíblico. En el hablar común se da el caso de diferentes sonidos o modulación de la voz con el fin de transmitir diferentes sentimientos, o pasiones; lo mismo se da en el canto, que diferentes melodías transmiten diferentes pasiones de gozo, tristeza, enojo, y otros. Entonces el mejor criterio para un cántico espiritual no es el agrado de un músico experto, sino levantar lo mejores afectos de la Congregación en alabanzas al Salvador Cristo Jesús.
Que la sana teología dirija los acordes musicales que sensibilizan el alma Creyente. Aquí tenemos cánticos así: Sublime Gracia/ Sólo en Jesús/ Me glorió en Jesucristo/ Habla Oh Dios/ En ti/ Ante el Trono/ Etc.