La circunstancia de esta gloriosa proclamacioÌÂn fue cuando el pueblo se entregoÌÂ al pecado de la idolatriÌÂa, casi provocando que Dios los consumiera en el desierto.
En toda las eÌÂpocas de la historia de la humanidad el SenÌÂor estaÌÂ siempre entusiasmado en revelar al Hombre Su caraÌÂcter perdonador, o le entusiasma ver los hombres arrepentidos. La gloria del SenÌÂor es salvar al pecador que cree.