Cristo En El Antiguo Testamento IV


3. La Obra De Cristo

 

            Como ya se ha expresado, Jesús es en todo sentido la manifestación ideal y el cumplimiento de cada uno de estos oficios. Pero hay algunos aspectos de la obra de los profetas, sacerdotes y reyes que no son únicos en El. Este capítulo se concentra en aquellas obras particulares que solo se aplican a Jesús, y a través de las cuales, El ha logrado la completa salvación de Su pueblo. 

 

3.1 Obras de la primera venida

 

            La obra de Cristo era necesaria debido a dos cosas: Primero, las demandas de la ley, las cuales deben ser completamente obedecidas; segundo, la penalidad que la ley imputa por la desobediencia debe ser pagada. Jesús logró ambas cosas:

 

  1. Jesús vivió por los Suyos. Dios exige que Su ley sea honrada de una manera perfecta. Pero el hombre no puede obedecer la ley de Dios de esta manera, lo que no le recomienda ante Dios. Pero Jesús, en el cumplimiento del tiempo, nacido de mujer y bajo la ley,[1] obedeció la ley perfectamente (Heb. 5:8-9). Es esa justicia perfecta lograda por Jesús que Dios acredita sobre aquellos que confían en El (Rom. 4:3-8). De modo que, la vida de obediencia de Cristo es representativa o vicaria (Rom. 5:12, 18-19).

 

  1. Jesús murió por los Suyos. Pero acreditar la justicia de Jesús al pecador no es suficiente, ya que, el hombre ha transgredido la ley de Dios y por tanto, tiene una deuda que pagar a la justicia divina. Jesús sufrió y murió histórica y realmente para pagar esa deuda y librara a los Suyos de la maldición de la ley. De modo que, la muerte de Jesús fue vicaria, ya que, según el propósito eterno del Padre, El murió causa de nuestros pecados (Rom. 4:25; 5:6,8; Gal. 3:13; 1 Ped. 2:24; 1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:21). Y esta muerte de fue totalmente efectiva, ya que logró propiciar la santa indignación del Padre (Rom. 3:25) y expiar el pecado (Heb. 9:22,26), por tanto, logró la eterna salvación de los Suyos.

 

  1. Jesús resucitó para la justificación de los Suyos. De manera real e histórica, Jesús resucitó de entre los muertos (1 Cor. 15:17), siendo este evento la confirmación de Su identidad (Rom. 1:4) y la garantía de que Su obra fue recibida por Dios como olor fragante (Rom. 4:25).

 

3.2 Obras presentes

 

Después de Su humillación, Jesús fue exaltado, primero siendo resucitado por el poder del Padre, luego fue ascendido a los cielos, sentado a la diestra de la majestad en las alturas y coronado como Rey de reyes y Señor de señores (Luc. 24:51; Hch. 1:9,11; Jn. 16:28; Heb. 2:6-7). Ahora a la diestra del Padre se dedica continuamente a interceder por aquellos que compró en virtud de Su sacerdocio eterno (Jn. 17:9,20; Rom. 8:34) y a administrar y gobernar a Su iglesia (Ef. 1:19-20; 4:9-12; Apoc. 1:13,16,20).

 

3.3 Obras de la segunda venida

 

Pero Jesús vendrá por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb. 9:28) y cuando venga, juzgará el mundo con justicia (Jn. 5:27; Hch. 10:42; 17:31; Apoc. 19:11) y reinará con absoluta autoridad y éxito, sin ninguna oposición, ya que todos Sus enemigos, aun la muerte, serán puesto bajo Sus pies (1 Cor. 15:24-26).

 



[1] Gálatas 4:4