Nos Afanamos porque dudamos del Amor de Dios


¿De donde surge la ansiedad? ¿Cual es la raíz del afán?

 

Mateo 6:28-30 nos da la respuesta.

 

28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?


¿Por qué nos afanamos por las necesidades temporales? Por nuestra poca fe. Eso quiere decir que la raíz del afán es la falta de fe o la incredulidad. La ansiedad es el resultado de no creer. La ansiedad es un pecado producido por la incredulidad en el corazón.

 

Cuando digo que la ansiedad es un pecado, estoy seguro que muchos de ustedes sienten que eso es muy duro. La ansiedad y el afán son cosas tan comunes que se han convertido en “pecados respetables”, como dice Jerry Bridges. La ansiedad es uno de esos pecados que toleramos en nuestras vidas y en la iglesia, pero Cristo dice que está directamente con no tener fe, con no creer.

 

¿No creer que?

 

Es el resultado de no creer en el amor paternal de Dios. Es el resultado de no ver a Dios como nuestro Padre. Miren el vs 26.

 

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?


Jesús está afirmando que Dios es nuestro Padre y que tenemos mucho más valor para él que las aves. Si has nacido de nuevo, Dios es tu Padre, te ama y eres valioso para él.

Con frecuencia los predicadores enfatizamos la verdad bíblica que no tenemos méritos algunos delante de Dios y esa es una verdad muy importante. No tenemos méritos de justicia para reclamarle nada a Dios. Pero es también una verdad muy importante que, aunque el creyente no tiene méritos para reclamarle nada a Dios, Dios ama entrañablemente a sus hijos. Dios los ama con entusiasmo. Los creyentes son de gran valor para él. “valéis mucho más que ellas”.


Pero muchas veces no lo creemos. Porque si lo creyéramos no nos afanaríamos, pues tenemos un Padre que no solo es todo poderoso, sino que también nos ama y nos valora. ¡Es asombroso pensar que podemos ser valiosos para Dios!

 

Jesús nos exige que creamos eso y a su vez eso nos librará de la ansiedad.